domingo, 24 de junio de 2018

Haremos una ronda...

Hace algunos meses, me desperté a las 4 de la madrugada, algo habitual de cada día; al revisar el móvil, en el grupo de amigos de la infancia y ex compas de cole que compartimos, el negro Gerardo desde el otro lado del Atlántico nos contaba que en poco rato se iba a someter a un estudio en su cabezota, tan grande como pensante, por algo que andaba molestando por allí. El mensaje tenía un olor a despedida que paralizaba. A las cuatro de la mañana, en este lado del mundo, la mayoría de los mortales normales, duerme, por eso había una sola respuesta a su mensaje y luego la mía, dándole todo el aliento que correspondía. Me levanté, encendí la pc, abrí un Word y lloré, lloré mucho, con temor, con bronca, con tristeza. Además de Gerardo, por aquellos días, Pat, otra amiga del alma, andaba luchando contra una perversa enfermedad. Por eso escribí este poema, cuyo valor literario me importa absolutamente nada. Hoy, los dos están bien y así seguirán por mucho tiempo más. Pero la ronda de los amigos, habrá que hacerla algún día, en ese tiempo que no se mida y en ese espacio que no limite. 

Haremos una ronda
En algún rincón del tiempo cuando ya no se mida
En algún lugar del espacio que ya no limite
Tal vez todos jóvenes, tal vez todos niños
Sin enfermedad, ni ocaso, ni soledad,
Haremos una ronda interminable a la que llegarán los amigos
Para no irse nunca
Una ronda en la que habrá tanto amor
Que el alma sabrá de sonrisas pero no de lágrimas
Donde entenderemos todo
 lo que antes no comprendimos
Haremos una ronda en la que nunca danzará el miedo,
el abandono y la incertidumbre
y en la que cada espíritu
estará unido al otro
Sin separación, sin tristeza
Sin final

Aloma Sellanes
Noviembre 2017


Despedida


 DESPEDIDA


El verano se hace a un lado
el mar que viene a buscarnos
cada tanto
observa indiferente
la despedida de un tiempo
que le permitió atraparnos
seducción imponente
entrega incondicionada

Recorremos los pasillos de este lugar inmenso
las puertas cerradas
no dejan pasar a los amigos
sus pomos
son la mano de la ausencia
nosotros también nos iremos
nos esperan los lugares de bullicio
y cementerios

Lejos del mar
y de los problemas lejanos
habrá que volver a hacer la vida
que aquí sólo pasa
Tres estaciones nos separan
del futuro e incierto ciclo
de encuentros y despedidas
de certezas y novedades

Él se queda
ignora por qué nos vamos
permanece siempre
cambiante entre la furia y la calma
único, indescifrable
obstinado en su presencia
sin nosotros, en nuestra soberbia,
vulnerable

Aloma Sellanes  (Verano del 96)