La Pluma en Alto
Con el fallecimiento de Hiber Conteris, ayer, en Montevideo,
tal vez se haya ido uno más de los pocos representantes que quedan de una
generación brillante. Un intelectual de alta talla que deja una prolífica obra,
además de un recuerdo imborrable en todos aquellos que tuvimos el privilegio de
conocerlo. A quienes no conocen su obra (algo poco comprensible es que Hiber no
haya sido más conocido, en especial en su propio país) les recomiendo que se acerquen a ella, es tan
prolífica como brillante.
Uno de los regalos de mi muy modesta vida literaria ha sido,
sin dudas, que tras conocerlo en 2006 a través de mi entrañable amigo, Hugo
Alcalde, Hiber leyera, impulsara y presentara mi novela La Historia Final; su
presentación superó largamente al más osado de mis sueños.
Con unas palabras escritas por él, elegidas al azar, de su
novela Cuarteto, lo despido con la pluma en alto, el corazón vulnerado y la
gratitud más encendida.
“Lene y yo nos separamos con un vago diseño de futuro,
acongojados, pero comprendiendo que debíamos interponer distancia y tiempo,
para tener una noción precisa de lo que había estado ocurriendo entre nosotros en
ese vaporoso transcurrir del verano…”
Aloma
Tres de junio de dos mil veinte