Desde muy
joven he creído que el llanto por nuestros muertos es un llanto por nosotros
mismos. Entonces ¿cómo hago Obi querido para extirpar de mi duelo por tu
partida el dolor por mí misma? ¿Cómo hago para que no haya ni una pizca de
egoísmo? Sería un pecado inadmisible que lo hubiera, porque cómo va a haber
egoísmo en algo que tenga que ver contigo, alma buena, generosa, presente, preocupada
por dar más que por recibir. En esa maravillosa entrega sin retaceos anduviste
tus días en sublime complicidad con tu gran amor y compañera simpar, la
admirable Sorroche, y en cuidado y protección permanente de tu adorado hijo. Por
tener las manos siempre abiertas y el abrazo siempre pronto es que has morado
en el corazón de muchos y lo seguirás haciendo.
Mientras te
escribo y te lloro, me doy cuenta de que hay una palabra que no existe, y es una
que es más fuerte, más profunda y más intensa que la ya hermosa, abarcadora y
dulce palabra: amigo. Esa palabra que no tiene letras, que no tiene sonido, y
que por lo tanto no se puede pronunciar, conlleva todos los sentimientos, las
emociones y las vivencias que se comparten con muy pocos seres humanos a lo
largo de la vida. Esa palabra es lo que vos y yo fuimos y recién ahora me doy
cuenta de que es la que falta, ahora que ya no estás vos para compartirla.
No hubo
foto la última vez que estuvimos juntos, creo que tácitamente la evitamos a
sabiendas y temiendo que ya no hubiera futuro para tomarnos otras. Además, hubiese
tenido sonrisas tristes.
Las que he
elegido para esta despedida son dos bien distintas. Una nos muestra a los tres mimados
por la felicidad como si fuéramos niños, tras la distancia por la pandemia. La otra,
es en algún punto de tu querida ruta 40, tomada desde el auto, mientras impregnábamos
el sendero con nuestras risas, nuestras bromas, nuestra algarabía. Hasta que
podamos recomponer la fuerza de los recuerdos, hoy esa imagen irradia mucha
tristeza y silencio.
Te quiero
mucho, gordo. Jamás conjugaré esa frase en pasado.
Gracias por tanto
La Bauli
No hay comentarios:
Publicar un comentario