Y un
día, hace hoy 365 soles, o 366 para adherirse a exactitudes matemáticas que
poco le interesan a la literatura, el hombre que hacía con las palabras,
envidiables juegos, se escabulló de la vida entre el humo y quienes lo leían se
quedaron huérfanos, porque siempre hay escritores para recurrir, pero hay
orfandades que no las curan ni las más portentosas y soberbias bibliotecas.
Hoy la
ciudad amaneció con el humor de una lluvia medio prepotente, medio airada, será
porque anda en su busca desde hace un año y sin él, como mucha gente, se siente
expugnable y desamparada… tal vez como esa misma gente sienta que se ha quedado
sin voz, al quedarse inmóvil para siempre la mano que tanto fue y vino por
papeles de variado talle.
Usted escribió
hace tiempo que a los muertos se los trae cuando se los nombra, pues bien, lo
nombro, lo nombran, lo nombramos, Eduardo Galeano.-
Aloma Sellanes
13 de abril de 2016
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